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Relación entre la ansiedad por comer y el azúcar añadida

¿Cómo dejar de comer por ansiedad?
Sustituir la ansiedad por comer solo refuerza el patrón de recompensa

Todos conocemos la ansiedad, esa emoción que nos hace sentir angustiados, temerosos, preocupados y estresados. La ansiedad es la manera que tiene nuestro cerebro para indicarnos que estamos en estado de alerta. Pero, aunque la conocemos bien y tal vez podamos identificarla, generalmente no sabemos cómo reaccionar o cómo afrontar un estado de ansiedad y esto nos lleva a una de las principales razones por las que no logramos separarnos del azúcar añadida: ansiedad por comer. 

¿A qué llamamos ansiedad por comer? 

Algunos especialistas de la salud mental lo llaman hambre emocional, y es esa práctica errante que muchas personas toman cuando se sienten bajo tensión: buscar alimentos para calmar la ansiedad.

El problema con esto, no es solo que se trate de comer, porque podríamos elegir alimentos sanos para tratar de disminuir nuestra tensión, pero la diferencia está en el azúcar refinada. 

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El azúcar refinada es un químico que supera a la cocaína en su capacidad de generar adicción, activa los neurotransmisores que generan dopamina, y nos hace sentir placer. En pocas palabras, comer azúcar nos hace felices. Esa es la razón por la que no buscamos otro tipo de alimentos como vegetales, cereales integrales o frutas.

Cuando esto sucede, y buscamos alimentos procesados con azúcar refinada para calmar la ansiedad por comer, solemos ingerir una gran cantidad de calorías en poco tiempo. Esto trae diversas consecuencias como: 

  • Aumento de peso 
  • Creamos una conexión errada entre azúcar y bienestar 
  • Se disminuye la ansiedad pero solo a corto plazo
  • Tu cerebro genera dopamina, reforzando el patrón de recompensa

Entonces, ¿por qué asociamos la alimentación con la ansiedad? 

Existen diversos motivos por los que psicológicamente buscamos una manera de desviar la atención de lo que nos causa ansiedad, si se quiere, es incluso un método natural de supervivencia.

Pero, también hemos sido acostumbrados desde pequeños a reforzar ciertas actitudes o emociones con la comida.

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Ejemplo: cuando un bebé busca expresar su descontento, muchos padres ofrecen alimentos para calmarlos. Y sí, las fórmulas para bebés tienen grandes cantidades de azúcar refinada. 

Uno de los psicólogos y teóricos más importantes que identificaron estas conductas fue Skinner, creador del condicionamiento operante.

En esta teoría, Skinner propone que el cerebro puede hacerse adicto a las recompensas, y con esto, podían estimularse conductas positivas o negativas, dependiendo del tipo de estímulo que recibiera la persona.

En este caso, estamos hablando de un ciclo: ansiedad, necesidad de disminuirla, se busca comida, se obtiene la sensación de recompensa. Es un ciclo que comienza y termina en el mismo punto.

Otra razón puede estar relacionada como un método de sustitución, con el que buscamos cambiar lo que nos genera ansiedad, por algo que nos genere placer.

Como se ha mencionado antes, esto puede calmar en el instante y a corto plazo, pero no es la solución definitiva, ya que por el contrario, puede generar también sentimientos de culpabilidad por la cantidad de comida ingerida o el sobrepeso que se puede notar con el tiempo. 

Síntomas del hambre emocional 

  • Se siente una incapacidad de gestionar las emociones
  • Represión en exceso lo que causa molestia o disgusto 
  • Costumbre a evitar las situaciones que generan ansiedad 
  • Se desconoce cómo comunicar de manera asertiva lo que se siente 
  • No se conocen las causas exactas de lo que genera ansiedad 

Estos síntomas no representan una enfermedad, sino características propias de una persona que puede estar sustituyendo o aplazando una situación que genera estrés por la comida, y no se trata de algo que no tenga solución. Al contrario, tiene soluciones definitivas y las menciono a continuación: 

Ir a terapia: 

Si se refleja en los síntomas mencionados anteriormente, lo más recomendable es buscar ayuda profesional. Los especialistas en salud mental nunca recomiendan evitar el problema como una solución a largo plazo. Más bien, sugieren buscar un espacio profesional y seguro donde se pueda expresar lo que se padece. 

Encontrar opciones de comida saludables: 

Entendiendo que comer cuando se siente ansiedad no es la mejor opción, si se dificulta evadir esta acción la recomendación es encontrar alimentos que puedan satisfacer esta necesidad sin alterar el índice de azúcar en la sangre. Frutos secos, fruta completas (no el zumo o jugo) o cereales integrales pueden ser una buena opción. 

Beber agua: 

Muchas veces la sensación de hambre se confunde con la sed, por loq ue si repentinamente sientes la necesidad de comer en un estado de estrés o preocupación, puedes probar tomando agua. Igualmente, la invitación es a tomar la cantidad de agua necesaria todos los días para mantenerse hidratado. 

Hacer ejercicio: 

El azúcar refinada no es la única manera que tenemos para generar dopamina. El ejercicio físico también estimula la producción de dopamina y serotonina en el cuerpo, por lo que puede ser una manera saludable para relajarse en momentos de ansiedad. 

Recuerda que siempre es buena práctica detenerse un momento y pensar en lo que está generando ansiedad, así podrás identificar patrones o situaciones y podrás crear formas que te ayuden a controlar los antojos por azúcar añadida. Y si quieres hacerte el camino más sencillo, nuestro tratamiento para dejar el azúcar añadida te quita estas ganas de raíz.

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